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jueves, 23 de febrero de 2017

Sufro ciberbullying y ahora... ¿qué hago?

En un artículo anterior dábamos una serie de nociones sobre el acoso escolar, el ciberbullying, etc. (Bullying, ciberbullying y ciberacoso).

Ser padres es la mejor experiencia de la vida y, normalmente, la relación con los hijos es tan estrecha que con sólo mirarles a la cara podemos detectar cualquier problema. Pero ésto es así mientras la edad es temprana y la sinceridad predomina. Poco a poco el carácter y la personalidad se van volviendo más complejas y cada vez resulta más difícil intuir si sucede algo.



No obstante, algunas reacciones típicas que pueden delatar algún problema de acoso como el ciberbullying pueden ser:
  • Cambio brusco en las relaciones, al pasar de su grupo habitual a otros individuos.
  • Desgana en el hábito alimentario.
  • Situaciones repetitivas en las que se rehuye salir de casa.
  • Aislamiento y tristeza.
  • Actitudes bruscas frente a la templanza habitual.

También comentábamos que un buen comienzo (que en realidad debería ser la tónica general) es incrementar la confianza y la empatía con quien sufre el acoso para, finalmente, convertirnos en sus cómplices y conseguir que comparta su problema.

Bien, pero, si ya tenemos la confirmación de que realmente sufre ciberbullying... ¿qué podemos hacer? Desde INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad) nos proponen las siguientes pautas:
  • Escuchar y transmitir que somos la ayuda a la que puede recurrir.
  • Reforzar su autoestima eliminando cualquier sentimiento de culpabilidad. Es importante que la víctima se de cuenta de que ella no es el origen del problema y de que no se trata de una situación normal y menos aún merecida.
  • Guardar las pruebas que delanten cualquier atisbo de ciberacoso (fotografías, capturas de pantallas, conversaciones, correos, etc.). Nunca se sabe si en algún momento habrá que recurrir a ellas, pues se trata de un delito perseguido socialmente y, aunque lo deseable es que se solucione a través del diálogo o de cualquier otra manera pacífica, puede ser necesario otro tipo de intervención dependiendo de la gravedad de lo que suceda.
  • Acudir al colegio para evidenciar lo que sucede, ya que no siempre son conscientes de ello porque normalmente no sucede frente a los profesores. De esta manera podrán apoyar al niño, reconducir su entorno y permanecerán vigilantes. En este sentido, también te propongo leer este artículo relacionado con el ambiente docente: Nuevas iniciativas contra el acoso escolar.
  • Contactar con los padres y el entorno del agresor, y buscar una solución a través del diálogo y el entendimiento.
  • Aprovechar los canales que habilitan las redes sociales y sitios web en general para bloquear contenidos, usuarios y relaciones entre usuarios. Así podremos evitar el contacto continuado del agresor hacia la víctima y los contenidos inadecuados.
Si la situación es grave, denunciar sin miedo alguno, porque con ello lograremos ayuda especializada de buenos expertos y en todos los sentidos. Para ello podéis hacer uso de este enlace: Denunciar un delito.

Además, es aconsejable que, durante un tiempo, la víctima se distancie de las redes sociales y aquellos canales a través de los que está recibiendo este tipo de perjuicio. No realizar aprecio a las provocaciones se convierte en un poderoso remedio.

Tened muy presente el control parental y para ello os invito a que veáis el siguiente artículo: Control parental: la aplicacion Securekids.

Aquí os dejo una serie de enlaces hacia contenidos de INCIBE en su programa "IS4K" ("Internet Segura For Kids" o lo que es lo mismo "Internet Segura Para los Niños") con muchos consejos y utilidades para prevenir o tratar todo este tipo de situaciones:


Un par de originales propuestas para lograr compromiso entre los niños y la familia sobre el uso del móvil y las tablets:


Y una serie de aplicaciones y utilidades para poder evitar el acceso a contenidos indebidos o a determinadas aplicaciones:


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